Reza la estrofa:
«Dicen que triste cosa es no tener amigos,
Pero más triste es no tener enemigos.
Porque quien enemigos no tenga,
Es señal de que no tiene,
Ni talento que haga sombra,
Ni bienes que se le codicien,
Ni carácter que impresione,
Ni valor temido,
Ni honra de la que se murmure,
Ni ninguna cosa buena que se le envidie».
BALTSAR GRACIAN
Los enemigos no son los que te advierten, los enemigos no son los que te avisan, los enemigos son los que posiblemente te sonríen, tal vez te explican sus pasos, se muestran apacibles y por qué no, quien tenga una hermana hermosa que te mime.
La capacidad de advertir al enemigo la tienen pocas personas pues, el ser humano, por naturaleza, deja llevarse por la estupidez, por el amarillismo, el tremendismo, el morbo, el ego maldito lo consume pero sobre todo, la envidia o el resentimiento o ambos inclusive, en pandilla, secuestran la capacidad de análisis y terminan matando al corazón.
El ser humano puede, fácil, caer en el letargo de la equivocación, dejarse enamorar, el ego deja pasar solo a las frases de complacen cuan orgasmos lo peor que ya ha crecido, ojalá, temporalmente, en el interior.
¿Quién es el enemigo… y quién no?
Si lo supiéramos no habría guerras, ni perversos manipuladores en las sombras ni serpientes codiciando el conejo gordo.
El enemigo está ahí… identifícalo
Escrito dedicado a quienes saben ellos mismos… que va dedicado